Investigando la relación entre el cuerpo y la voz, la performance explora nuevas formas de interacción entre ambas: con la idea de “la identidad como proceso” de fondo, la pieza presenta un cuerpo atrapado entre dos dinámicas que evolucionan en direcciones opuestas, donde la voz y el movimiento viajan en sentido contrario creando un cuerpo en tensión, un sujeto en conflicto con su identidad. Un lenguaje escénico que conjura nuevos horizontes semánticos. Una de las piezas más sutiles y delicadas, y a la vez potentes y absolutas, que hemos visto últimamente.