Diez años lleva ya evolucionando la alianza audiovisual entre la DJ y compositora electrónica Flore y el artista digital Yannick Moréteau, miembro fundador del colectivo pionero del VJing en Francia WSK. Sus espectáculos conjuntos devienen rituales salvajes y etéreos, de luminosidad tensa, sonidos percusivos e hipnóticos, y profusión de simbología pagana. También afloran en ellos las raíces musicales de Flore: los sound systems jamaicanos, la psicodelia, el breakbeat y la música tradicional africana. Pilar de la escena bass music francesa y frecuente colaboradora en espectáculos de danza y de performance, su simbiosis con el instinto visual y escenográfico de Yannick es absolutamente irresistible, algo digno de presenciar y de sudar con ello.