En la instalación artística interactiva que podremos ver en Matadero, estos dos artistas canadienses exploran lo que podríamos denominar “biología digital”, la biología clásica integrada en la tecnología moderna. Para ello han reunido hasta 250 plantas provenientes de videojuegos diseñados entre 1997 y 2017, conformando un frondoso bosque de origen digital que podremos recorrer mediante el controlador de una consola Xbox.

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