Una fotógrafa que salta a la tridimensionalidad en sus últimas instalaciones: partiendo de su faceta escultórica e instalativa, con materiales trouvés como hojas, hilos y otros materiales orgánicos, ha estado dos semanas en Balada, rodeada de naturaleza, agua y arroz, creando una pieza expresamente para el espacio museístico por excelencia del territorio. Poesía efímera hecha de materiales orgánicos, que remite a paisajes en tránsito, a gráfica generativa, a espacios impolutos.

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