Mito de la escena independiente estatal, de la que se ha desmarcado continuamente como el francotirador que es, La Estrella de David es el proyecto de David Rodríguez después de los fundacionales Bach is Dead, los maravillosos y avanzados a todo Beef o los calidoscópicos Telefilme. Su calidad y maestría es indiscutible y su tercer disco, «Consagración», es una obra de culto instantáneo. Píldoras pop, pero también distorsión, guitarras, sentido del humor, mala leche y guiños a la nueva escena urban. Disfrazado de cantautor maduro que está de vuelta de todo – ¡porque lo está! – se desnuda emocionalmente en sus canciones cargadas de dramas cotidianos, romanticismo de barrio, retratos melancólicos sobre amores perdidos, patada en los cojones al moderneo y la impostura y terminalismo nocturno. En Eufònic actuará solo con su guitarra porque sus canciones, desnudas de la brillantez que les da la fantástica producción de su disco, son igualmente demoledoras. Es el puto amo.